Charo, amante del buen hacer, no sólo en lo suyo, sino de todos los oficios, es pura pasión. Ese es su sello de identidad junto con el conocimiento de años de dedicación a una profesión que es su vida.
San Sebastián y Madrid, último destino final de Charo, han sido los lugares en los cuales investigó, desarrolló y perfeccionó su técnica, e imprimió carácter a sus diseños, abriéndose paso en el mundo de la moda, siendo ahora un referente dentro del sector.
El amor por el oficio le llevó a unirse a otros profesionales del gremio para fundar la Asociación de Sombrereros en 2007, de la que fue presidenta hasta 2015. En 2012 fue finalista del Premio Nacional de Artesanía.
